Espacio Cultural Ignacio Zuloaga
BIENVENIDOS Ignacio Zuloaga. Pintor. Eibar. Gipuzkoa. 1870. La marisma de Santiago, arenosa, salvaje y natural, en el estuario del río Urola hacia el mar Cantábrico. Un humedal con abundante flora y frecuente presencia de aves migratorias. Sobre el arenal, el caserío 'Santiago' abandonado y las ruinas de una ermita de peregrinos a Compostela, del S.XV. Así era este espacio, cuando en 1910 se subastó públicamente y el pintor lo adquirió. Santiago-Etxea, la residencia familiar, se inauguró en 1914. Dos años después, el conjunto Estudio-Taller, el Museo de la Colección Histórica y la Ermita. Con frecuencia la mar embravecida inundaba la península de Ignacio Zuloaga, por lo cual el artista encargó construir en 1917 un dique de protección. Sobre el parque diseñado por el artista, crecía el césped y árboles como los Cupressus Macrocarpa, centenarios y esculpidos que reciben a los visitantes con los brazos abiertos. Zuloaga había cumplido medio siglo y seguramente gran parte de sus ilusiones humanas y artísticas, desde que con 17 años dijo "quiero ser pintor, ama", y se marchó de su pueblo, solo. Pero volvió a su tierra natal y se estableció definitivamente en un lugar aislado, adecuado para convivir con su familia, seguir trabajando y recordar, mirando al atardecer más allá del horizonte de la mar, su pasado como artista internacionalmente reconocido, ayer, hoy y siempre. IGNACIO ZULOAGA En el transcurso del S. XIX · 1808-1898 · España, después de la Guerra de la Independencia, se deteriora social y políticamente. Ni el estado ni el pueblo, son capaces de superar las consecuencias de la derrota. El pesimismo aumenta en años sucesivos. Ilusiones de falsa grandeza, incapacidad política, decadencia generalizada y desprestigio internacional, fue la triste realidad de una España incapaz de reaccionar. Contra esta dramática situación de fin de siglo, un grupo de intelectuales, escritores, filósofos, periodistas, poetas y artistas, constituyen la denominada ‘GENERACIÓN DEL 98’, cuya esencial misión fue, “renovar España”. Su ideología critica la situación política, y su influencia en el retraso cultural con el resto del mundo. El Impresionismo y otras tendencias colaterales, triunfan ya al norte de los Pirineos y en el sur, se desconocen. Zuloaga emigra de su tierra, visita el Museo del Prado (El Greco, Velázquez y además Goya), pocos días en Roma y por fin, Paris (1889). Edouard Manet, “padre del Impresionismo” y sus seguidores, Toulouse-Lautrec, Cezanne, Degas, Renoir, Monet, Van Gogh, el simbolista Gauguin, el fauvismo de Matisse y el cubismo de Pablo Picasso, no convencieron a Zuloaga. Conoció a la mayoría de ellos, expuso con varios, tuvo amistad con algunos, pero él siguió su camino fundamentado en pintar “emoción, estilo, simplificación, carácter, composición”. Fue un gran dibujante con lápiz, carboncillo e incluso con el pincel. Siguió a Manet y Degas, le influyó la sugestión de Gauguin, la fuerza constructiva de Cezanne, casi todo de Van Gogh, reconoció a Picasso y a Solana, pero continuó pintando “su obra”. Zuloaga escribía en sus cuadernos preparatorios, notas de sus “principios estéticos”. Apuntes de figuras, diseños de trajes, textos sobre detalles del conjunto, e ideas de colores. No quería reproducir la naturaleza. Buscaba la psicología de la raza, la línea, el arabesco, su visión personal simplificada, la fuerza del atrevimiento, fantasía e invención. Con sus pinceles, utilizaba generalmente no más de tres o cuatro tonos, y siempre el “claroscuro”. El negro, los grises, ocres, tierras, el siena, el rojo cadmio y el verde “Greco”. “Pintar y dibujar con emoción y sencillez, el alma de las cosas”. Historiadores e intelectuales de su época, coinciden en considerar a El Greco, como “el pintor de Zuloaga”. Del cretense decía: “cuando murió mi ídolo “loco”, se perdió la reputación que tuvo en vida, y en consecuencia el valor artístico de su obra”. Zuloaga en Paris seleccionó a sus amigos artistas, Toulouse-Lautrec, Degas, Rodin, Rilke, Satie, Ravel y Gauguin, sin olvidar al grupo catalán y vasco, con los cuales hablaba de El Greco. En España, eligió a Uranga, Ortega, Belmonte, Unamuno, Solana, Beobide y pocos más. Zuloaga redescubrió a El Greco, después de tantos años en el olvido y tuvo ocasión de adquirir dos obras extraordinarias, que fueron las piezas más valoradas e indiscutibles de su colección. “La visión de San Juan”, comprado en Córdoba · 1905 ·, en el transcurso de un viaje a Toledo y Andalucía, con su amigo Auguste Rodin · Colección MET de NY ·. “San Francisco recibiendo los Estigmas” · Roma 1570 · Témpera sobre panel · Firmado · Colección Z Espacio Cultural Ignacio Zuloaga · De Velázquez, le influyó su colorido impresionista y poético, la atmósfera que reproducía en sus cuadros, así como la fuerza y energía de sus figuras. “La enana Maribárbola · 1899 · Colección Z espacio Cultural Ignacio Zuloaga · En Goya · Fuendetodos 1746 – Burdeos 1828 ·, “la magia del ambiente” en sus lienzos, influyó en Zuloaga cuando pintaba, brujas, manolas, toreros, labriegos, marquesas, modelos desnudas reclinadas y retratos. Esta devoción por el gran “Paco Goya” se manifestó en el papel relevante que Zuloaga ejerció, como reconocimiento a su obra y honor en su memoria. En 1915 compró su casa natal, construyendo la escuela del pueblo y le erigiendo un monumento. En 1966, Lucía Zuloaga, hija del pintor cedió gratuitamente al patronato de la Fundación “Casa natal de Goya”, su administración y explotación, reservándose la propiedad del edificio y los bienes muebles existentes en su interior. Asimismo, en 1997 la propiedad de la “Casa natal de Goya” en Fuendetodos, se transfiere a los tres nietos de Ignacio Zuloaga y sigue vigente en la actualidad. Al mismo tiempo, el pintor adquirió para su Colección Histórica algunas obras del maestro aragonés, cuya autoría no está confirmada. La polémica “CUESTIÓN ZULOAGA” merece un comentario especial. En el transcurso de varios años entre los dos siglos de su vida, rumores, críticas, discusiones políticas y artísticas, fueron “el pan nuestro de cada día”, en los círculos y tertulias de “intelectuales” en Madrid, Barcelona y Bilbao principalmente. España en declive, había perdido su influencia en el “gran teatro del mundo”. En la “GENERACIÓN DEL 98” participaban escritores, científicos y artistas entre los cuales destacaba como pintor Ignacio Zuloaga. El escándalo del lenguaje de sus cuadros, se debió al gran éxito de sus exposiciones en Europa y América. Paris · 1894 · 1900 · 1914 ·, Dresde 1901, Venecia, Viena, Budapest 1903, Düsseldorf 1904, Barcelona · 1907 ·, NY 1909, Venecia, Londres, Argentina 1910, Roma 1911, Amsterdam 1912, Moscú 1914, Boston, Cleveland etc. 1917, 1ª Exposición Internacional en Bilbao 1919, Real Academia de Londres 1920, NY, a cuya inauguración asistió el Presidente de los EE.UU., Boston, Florida y Cuba 1925, Londres, Venecia 1938, Barcelona y Berlin 1942. Su consagración internacional, con lienzos que representaban la realidad de finales de siglo, fue despreciada por falsear en sus cuadros la España de la luz, alegría y estabilidad política. El gran Sorolla con Beruete, Regoyos y alguno más, fueron grandes pintores del mediterráneo y del paisaje al aire libre, pero dependientes. Zuloaga, Anglada, Sert e incluso Solana, representaban la renovación artística de la corriente intelectual del 98. Toulouse-Lautrec, Manet, Van Gogh, Monet y “el especial” Gauguin, fueron los máximos exponentes del Modernismo y siguientes “ismos”, en Europa. Por fin Pablo Picasso. Conoció a Zuloaga en Paris · 1901 ·. Le visitó en su estudio de la Rue Coulaincourt 54, y tuvo la oportunidad de observar “en silencio” el Greco que Zuloaga le mostraba, “La visión de San Juan” o “La apertura del Quinto Sello”. Zuloaga siempre elogió a Pablo “Ruiz” Picasso. El vasco decía de su “amigo”, que era “fantástico, monstruoso, mágico, maravilloso, feo y hermoso, da miedo, es deslumbrante. Picasso es todo”. En 1905 Zuloaga, miembro del Grupo de Artistas Internacionales que seleccionaban a los pintores que se presentaban a la Bienal de Venecia, propuso al autor de las “Demoiselles d’Avignon” para la presentación de sus obras. El jurado español lo vetó. Zuloaga no pintaba para los extranjeros. Nunca fue un pintor adaptado a las modas ni a los estilos de su época. No imitó, sólo aceptó relativas influencias, porque fue “el pintor de la raza y de la tierra, que se complacía con el carácter, la emoción y la fuerza de su dibujar y pintar”. Rechazó el academicismo, la influencia en su libertad y la subordinación a las directrices oficiales. Por eso representó el arte de “lo trágico” en su definitivo óleo “La víctima de la fiesta”, y de “lo feo” en sus personajes, “La enana Mercedes”, “Maribárbola”, interpretación en recuerdo de Velázquez · Colección Z Espacio Cultural Ignacio Zuloaga·, “Gregorio el Botero”, obra a la que Ortega y Gasset dedicó un ensayo que tituló “La estética de Gregorio el Botero” y que inició así: “Divino enano inmortal”. El pintor eibarrés fue también muy criticado en su tierra natal porque no había representado la tierra vasca y su paisaje. “Porque no la siento como pintor” respondió. A pesar de lo que expresaban algunos críticos y periodistas, lo cierto y verdad es que el artista vasco-internacional, decoró el Casino de Bermeo · 1894 ·, pintó obras para el Santuario de Arrate · 1904 ·, expuso en Eibar recaudando fondos para los necesitados de la guerra · 1914 ·, donó varios cuadros al Museo de Bellas Artes de Bilbao y Museo de San Telmo, un dibujo y un óleo de “Juan Sebastián de el Cano” al pueblo de Getaria y Diputación de Guipúzcoa, “Mujeres de Sepúlveda” al Pueblo de Irún incendiado durante su ocupación · 1937 ·, y además organizó un festival taurino con Juan Belmonte para dotar al pueblo de Zumaia de un asilo-hospital. Unamuno escribió en un ensayo sobre Zuloaga: “el español ve mejor que piensa, y si piensa bien lo que ve, no ve bien lo que piensa”. Zuloaga pintó con escándalo, porque lo hacía mostrando a tristeza española. Del artista se escribió mucho en vida y después. En sus estudios de Paris, Sevilla, Segovia, Madrid y Zumaia, crecía sólo, frente a sus obras. Fue un autodidacta, solitario, sincero, tímido, orgulloso y generoso. Vivió y pintó a su gusto. Fue lo que quiso ser.

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